Tenemos derecho a estar enfadados por esta situación tan compleja y difícil:

  • Enfadados por no poder salir para dar un paseo y desahogar así la angustia y el miedo.
  • Enfadados aquellos cuya rutina laboral se ha desmoronado de un plumazo.
  • Enfadados por el miedo a la ruina económica que nos puede acarrear la incertidumbre de estas circunstancias.
  • Enfadados aquellos que han perdido a sus seres queridos debido a esta enfermedad.
  • Enfadadas las personas que viven aisladas y solas y no pueden salir a comunicarse o airearse.
  • Enfadados aquellos que tienen malas relaciones dentro de su propio hogar y no pueden escapar.
  • Enfadados los niños que soportan estoicamente el mal humor de sus padres….

Ante de pararnos a ver lo positivo que nos pueda traer esta extraña y atípica situación, tenemos derecho a sentir miedo, angustia, pena y enfado. Cuando esto pase y estemos mejor, más tranquilos, ya habrá tiempo de recapacitar.

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